En la actualidad nuestro país vive un complejo e intrincado problema, "el exponencial aumento de las importaciones". El Gobierno ha tratado de disfrazar esta problemática de manera reiterativa, exhibiendo cifras y logros, que no concuerdan con la realidad económica venezolana. Sin embargo, el problema va más allá de especular sobre números o estadísticas, se concentra en dos factores fundamentales: el primero, la consolidación de un pequeño sector importador vinculado a la estructura clientelar del Gobierno, que se desarrolla y se impone paralelamente a un sector productivo nacional que puja por traspasar las barreras arancelarias, la disminución de la inversión privada y la escasa garantía de la propiedad privada, para poder posicionar en el mercado la disminuida producción nacional; el otro, no menos importante, es la concurrida agenda de tratados internacionales del gobierno nacional, que estimula un incremento acelerado de las importaciones.
Se hace imperioso que el Estado encarne los intereses nacionales por encima de los intereses y beneficios de países aliados al proyecto político del Gobierno, visión que se traduce claramente en la ejecución de tratados comerciales con los países "amigos". Claros ejemplos los tenemos en el sector alimentario con la indiscriminada importación de café desde Nicaragua (siendo Venezuela el segundo comprador de café de esa nación) y el aumento de las importaciones de carne bovina, causa de gran preocupación dentro del sector ganadero, ya que se estima que el incremento de las compras en el extranjero, incidan en la colocación de la producción nacional de cárnicos. Otro ejemplo es la industria de la construcción: los convenios para realizar obras de construcción con trasnacionales extranjeras; sin tomar en consideración el potencial de nuestras empresas para hacerlo con más eficiencia y alto valor agregado; además de que estas compañías utilizan la subcontratación de empresas nacionales para ejecutar obras en nuestro país, demostrando que solo velan por sus intereses, sin arriesgar nada, por que la utilidad se la llevan a sus países de origen.
Es necesario derrotar el discurso sobre el aumento del consumo como principal razón y justificación del aumento de las importaciones, porque si bien es cierto que el Ejecutivo ha insistido y recalcado como resultado de una política económica exitosa el aumento del consumo en Venezuela, sabemos que detrás de esta realidad está el resquebrajamiento de la industria nacional, que se viene abajo no solo por el poco incentivo que se le brinda, sino por el alto margen de importaciones estimuladas por el mismo Gobierno.
Si bien garantizar el oportuno abastecimiento es una tarea fundamental de cualquier gobierno y el incremento del consumo es un indicador de bienestar, también, es vital el sostenimiento de una actividad productiva y competitiva, que genere alto valor agregado y sostenible en el tiempo, es decir, que genere empleos, abarate costos y garantice la estabilidad económica.
Otro aspecto es que el gasto público sirva como palanca para incentivar la producción y el consumo de productos de orígenes nacionales o procesados en nuestro país, incentivando la diversificación de nuestro aparato productivo, innovación e incremento de productos distintos a la extracción de nuestros recursos básicos. El país debe enfocarse en una producción real y sostenida que logre vencer con productos nacionales los altos índices de importación, sello indiscutible de un proyecto económico inconcluso.
FUENTE:
JOSÉ LUIS BETANCOURT | EL UNIVERSAL
(CARACAS, VENEZUELA)
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